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lunes, 14 de mayo de 2012

Ejidatarios ‘castigados’ por no vender tierras

Ángel Parra y Joel Cortés
El Universal
Domingo 28 de octubre de 2007

Juan Acosta, ejidatario de 69 años, no se explica cómo el municipio de Pachuca quiere subirle el impuesto predial de 2 mil a casi 40 mil pesos, mientras a consorcios empresariales del estado, como Grupo Pachuca, se les conciente y se les exime de gravámenes.

Acosta dice que a partir de 1994 él y otros ejidatarios en el Ejido Tlapacoya que no vendieron sus tierras a especuladores inmobiliarios, han sufrido de presiones por parte del gobierno del estado y de diferentes autoridades.

Primero, dice Acosta, funcionarios del gobierno de Jesús Murillo Karam, echaron cemento en los cauces del río que traía aguas negras con las que los ejidatarios regaban sus tierras. “Intentamos quitar el cemento, pero no pudimos,” recuerda Acosta.

Acosta es uno de un puñado de ejidatarios que no vendieron sus tierras cuando la fiebre inmobiliaria se apoderó en Pachuca. El ejidatario continúa firme en su decisión de cultivar sus tierras aledañas a la Zona Plateada de Pachuca, una de las zonas más exclusivas, construida sobre ex terrenos ejidatarios.

Pero Acosta lleva las de perder. Localizada a una hora por carro de la ciudad de México, el destino de Pachuca ya está trazado. Su proximidad a la ciudad y los planes que existen para construir un nuevo aeropuerto, un servicio de trenes suburbanos, y nuevos carriles a la autopista México-Pachuca están ya sobre el papel.

El papel agrícola de esta región está casi terminado. Sólo negocios y elementos que promueven el crecimiento inmobiliario tienen futuro en el área. Mientras Acosta ve reducido sus ingresos año con año, los consorcios empresariales y los proyectos inmobiliarios crecen por todos lados.

“Las inmobiliarias saben que la ciudad de México va a crecer hacia esa zona, por eso se disputan la compra de terrenos ejidales,” dice el diputado federal del Partido de la Revolución Democrática, Isidro Pedraza.

Uno de los grupos que se ha beneficiado con el nuevo rumbo de la capital hidalguense, es precisamente el club de Fútbol Pachuca, que desde sus inicios, ha obtenido terrenos libres de impuestos por parte del gobierno del estado y del municipio.

La disparidad en el pago de impuesto predial es dramática. Según Jonás Reyes

Oropeza, secretario del ayuntamiento de Pachuca, el equipo de fútbol tiene adeudos con el municipio por impuesto predial, por la venta de boletos en el estadio Hidalgo, y por el ingreso de publicidad electrónica y fija en los partidos. Además no ha pagado contribuciones por la licencia de venta de cervezas.

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