Entre
Columnas
Martín
Quitano Martínez
Los viejos desconfían de la juventud
porque han sido jóvenes.
William Shakespeare
William Shakespeare
Como
en nuestro querido Veracruz, en muchos Estados del país, los dinosaurios del
PRI argumentan como un éxito, se enorgullecen de que han sido incorporados
cuadros de jóvenes a sus direcciones o gobiernos, dando por sentado que con
ello se representaban las aspiraciones juveniles y por ende se tendrían los
aliados correspondientes. Verdad a medias, porque la captura juvenil se quedó
en la incorporación de “juniors”, jóvenes con visiones y acciones al viejo
estilo priísta, formados en la insensibilidad social, el tráfico de
influencias, la opacidad, la incompetencia y la ausencia de vocación de
servicio público, los que al final no resultan un referente juvenil para las
necesidades de los conjuntos de jóvenes que viven cotidianamente las carencias
de futuro y la violencia nacional.
Bienvenida
la disidencia juvenil, estudiantil, valerosa, pacífica, reflexiva y tan ausente
desde hace tanto; gracias a ella sabemos ahora que hay muchos jóvenes que no
coinciden con el PRI y sus aliados de los medios masivos de comunicación. Ellos
lo han dejado claro.
Bienvenidas
también las inmediatas descalificaciones, las violentas represiones físicas y
verbales de la vetusta dirigencia priista que han sido grabadas y publicitadas
porque se pone de manifiesto para todos lo que ya sabíamos. Ellos también lo
han dejado claro.
Las
posiciones, coincidamos o no con ellas, asumidas por jóvenes en varias
universidades reflejan que la armonía que presumía el acicalado candidato
priísta y su “nuevo” partido con los jóvenes no es un paseo por las nubes; el
fenómeno surgido en universidades privadas ha ido tomando calles en más lugares
cada vez, han invadido las redes sociales y promovido una sacudida en muchos
otros sectores sociales, sembrando innovadoras formas de manifestación.
El
tufo autoritario de las respuestas priístas desdibuja, contradice sus eslogans
publicitarios. ¿Cual nuevo rumbo proponen?, si siguen sin entender la libertad
de expresión como un derecho ciudadano? Si prefieren reprimir, amenazar,
torturar o matar en vez de dialogar y corregir? Si cualquier movimiento social
que no les aplauda es manipulado, reprobable y altamente peligroso? Si siguen menospreciando
a una sociedad que pese a sus debilidades ciudadanas puede generar respuestas?.
Falta
mucho que hacer en nuestro país para consolidar la tolerancia social y
política, para educarnos en los respetos o reconocimientos a los otros como
parte de una sociedad democrática y civilizada, pero sin duda este evento
juvenil ha refrescado las aburridísimas campañas que teníamos.
El
periodo de elecciones comienza a tomar causes de reconocimiento social y no es
precisamente por los candidatos, sino por actores que no se ubican,
aparentemente, en algún esquema partidario pero sí en cansancios que se
manifiestan en un sector de jóvenes que reprueban abiertamente, a la vieja
maquinaria política que plantea su retorno.
“Seamos
realistas, pidamos lo imposible”, que este movimiento se amplíe y por la vía
pacífica y de la tolerancia, sea el inicio de una transformación de las
conciencias dormidas, de las estructuras de opresión y expoliación, de los
políticos de pacotilla en otros que aunque sea por conveniencia o vergüenza,
hagan algo distinto, como por ejemplo cumplir las leyes que ya existen.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
Y sin embargo la sociedad se mueve.
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