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lunes, 26 de noviembre de 2012

Sergio Pitol y su libro "El viaje".


Literatura/Entrevista

Joel Cortés   
 @jcorteshb

Foto: Paralaje 
@Paralajemedios

Esta entrevista se realizó en Xalapa,  Veracruz al escritor mexicano Sergio Pitol,  en la cual abordamos temas relacionados con  algunas vivencias de su vida como diplomático del servicio exterior,  los recuerdos de su  niñez en Atoyac, Veracruz, los premios de literatura, sus temores, del EZLN, la globalización y del escritor Francisco Hernández
Perfil

Sergio Pitol Demeneghi, nació en Puebla el 18 de marzo de 1933. Su infancia fue difícil, ya que su madre murió cuando el escritor tenía cuatro años, al poco tiempo contrajo la malaria, lo que lo obligó a mantenerse encerrado prácticamente hasta los doce años de edad. Cuando se recuperó su el niño sólo pensaba en viajar, lo cual se convertiría en el motor de su vida y de su creación literaria. Estudio derecho en la  UNAM.  Es reconocido por su trayectoria intelectual, tanto en el campo de la creación literaria como en el de la difusión de la cultura, especialmente en la preservación y promoción del patrimonio artístico e histórico mexicano en el exterior. Ha vivido perpetuamente en fuga, fue estudiante en Roma, traductor en Pekín y en Barcelona, profesor universitario en Xalapa y en Bristol, y diplomático. Miembro del Servicio Exterior desde 1960, ha sido consejero cultural de las embajadas mexicanas en Francia, Hungría, Polonia y la Unión Soviética, director de Asuntos Culturales de la Secretaría de Relaciones Exteriores, director de Asuntos Internacionales del Instituto Nacional de Bellas Artes y embajador en Checoslovaquia.

Es Socialista democrático y agnóstico. La desgracia, la enfermedad y el aislamiento crearon su estilo literario, que él define como una autobiografía oblicua en la que se funden la vida y la literatura. Sergio Pitol ha ocupado durante muchos años una posición muy especial en el panorama literario mexicano, sin embargo, aunque ha sido unánimemente elogiado por la mejor crítica,  y un apasionado difusor de la literatura centroeuropea y el brillante traductor de autores como Conrad, James, Gombrowicz o Andrzejewski, varios factores han contribuido a que no pasara de ser, durante muchos años, un escritor de culto. Su narrativa es visceralmente mexicana, pero sin los modelos literarios ni la temática que ha marcado a los escritores mexicanos.

Entre tantos reconocimientos que ha obtenido están: "Premio Juan Rulfo" (máximo galardón en México), "Premio Cervantes 2006" entregado por el Rey Juan Carlos de España (máximo galardón a un escritor de lengua española), " Ha sido condecorado por el gobierno de Polonia e investido Doctor Honoris Causa por la Universidad Autónoma de México (UNAM).




Entrevista

En su reciente libro “El viaje”,  usted hace un recuento de un viaje y narra algunas vivencias de su vida como diplomático del servicio exterior mexicano a manera de diario. 

¿Cómo comienza a crearse ese diario?

“A principios del año pasado o de hace dos años, hice un viaje a tres ciudades Europeas.  Una de ellas fue Praga, a la cual no había regresado desde 1988, hacía una docena de años que no había estado allí. No sé si, en una entrevista que dí o en una charla, señalé que iba a estar en  ciudades que habían sido muy importantes en mi vida. Esto lo hago cada cinco años,  puramente de vacación, de turismo, para recobrar emociones del pasado. Una de esas ciudades sería Praga; después me llego una proposición de una revista virtual de Internet, que me ofrecía una cantidad muy buena de dinero y les interesaba ver que reflejo, que emoción, qué percepción tendría yo de Praga, después de haber vivido muchos años allá. Esa revista tiene una sección de turismo, de ciudades y viajes. Entonces, hice el viaje regresé y busqué un libro de diarios, y me puse a revisar para comparar. Comencé a revisar papeles y cuadernos donde escribo mis diarios, revisando lo del año 1988 para ver cuáles fueron las primeras emociones, visiones, los primeros vislumbres que sentí de esa ciudad mágica y extraordinaria.

Al buscar esas experiencias del pasado en mis papeles y en mis escritos, encontré que la captación de Praga que yo tuve no pasó a los diarios, que se quedó fuera,  porque generalmente mis diarios eran cosas literarias. De alguna manera no penetró del todo Praga si no que lo dejé en mi memoria solamente. No pude hacer esa comparación, pero en cambio encontré un pliego de páginas, que lo digo en el libro, con notas que había hecho en el tiempo en que era embajador en Praga, de una visita que hice invitado por los escritores de la República Soviética de Georgia, para pasar unos días en su Capital Tbilisi, para hablar de cultura, conocer de pintura, cine, literatura y teatro georgiano. Cuando leí esas páginas las sentí mucho más vivas que lo que yo suponía de ese viaje, y dejé de escribir sobre Praga. En el primer capítulo del libro El viaje está una recopilación cultural de mis experiencias en Praga, pero ya no avance, me fui a los escritos que tenía yo y a los recuerdos de ese viaje. A mis recuerdos anteriores como agregado y consejero cultural en Moscú y no solamente esos recuerdos del viaje que hice de Praga a Moscú o de los dos o tres años que estuve viviendo en Moscú, sino que lo amplié con mis conocimientos de literatura rusa. De cierta manera, este libro, es un libro muy excéntrico, disparatado, muy fuera de serie, como libro de viajes. En el fondo lo que quería yo es que fuera un homenaje a la literatura rusa de todos los tiempos”.

-Hablemos de la nostalgia que tiene por Praga, en la que evoca esa memoria.  ¿Llegar a Praga como embajador fue circunstancial o usted quería ir allá?

“No. Cuando me dijeron que había sido designado como embajador estaba casi seguro que había sido designado a otra parte. Cuando me dijeron Praga me quedé sorprendido, nunca hubiera pedido Praga por varias razones. Pero tan pronto cuando me lo dijeron me lance a los libros sobre Praga a la literatura Checa”.

- ¿A Ripelino?

“Sí. Ripelino me abrió una cantidad de puertas, me descubrió toda la parte mágica y alquímica de Praga. También las relecturas de Kafka, de Rilke, que son los grandes autores checos y la obra de ellos tiene mucha relación con la ciudad”.

- En su libro, hace descripciones de los lugares donde escribió Kafka “Metamorfosis”, donde hay esta descripción de la ciudad.

“Sí, éste es solamente un preludio, es como un vestíbulo a lo que es el viaje. El viaje no va ser a Praga, sino de Praga hacía el Oriente, hacia la Unión Soviética que pasaba entonces una de las experiencias importantes de la historia de Rusia y de un alcance universal que fue la Perestroika”.

-¿Cómo se torna ahora la imagen de Iván, niño ruso, que vio en aquel libro que le dio a leer su abuela en la página de razas humanas?

“Creo que aludo esa imagen de Iván, niño ruso, que fue quizás la que me acerco muy pequeño a la literatura rusa. Toda mi vida la he estado leyendo entre otras literaturas, y he tenido una disposición especial, un apartado para la literatura rusa. Hay autores sin los cuales yo no podría concebir mi vida y quizás sería una vida gris y muy limitada. Por ejemplo, Antón Chéjov, que es el escritor que para mí es como un Dios tutelar”.

¿Algún día ha vuelto Sergio Pitol  a esos lugares del ingenio de Potrero en Atoyac, Veracruz, que es el sitio al que hace referencia el relato de Iván, niño ruso?

“Sí, hace algunos cuantos años, me llegó una invitación de la casa de cultura de Atoyac, Veracruz. Vino un maestro, que era el director de esa casa, para insistirme  a que fuera y que tal día me vendrían a recoger; que sería muy bueno para los jóvenes de secundaria, y que el público sería un público estudiantil para que les contara yo mis experiencias de infancia. En varias ocasiones había ido con familiares por distintas causas a Potrero; pero esta invitación de la casa de cultura de Atoyac, fue para mí una experiencia notable, muy emotiva. Cuando decidí ir, fui a Veracruz y allí me esperaban  para llevarme por la carretera de Soledad de Doblado rumbo a Atoyac; al llegar a este lugar, lo pasamos y les dije: oigan pero en donde va a ser, ¿dónde es la casa de la cultura?, ya estamos saliendo de la ciudad. El maestro me dijo: no se preocupe, es un poco más allá. Cuando me di cuenta habíamos llegado a Potrero a la escuela primaria “Carlos A. Carrillo”, donde estudié los pocos estudios que tuve en la primaria, porque generalmente yo estaba enfermo. Allí sí, nunca había vuelto, veía yo el edificio y no lo creía. Era una casa, como de hacienda, de dos pisos muy grande, luego me dijeron aquí es, maestro, donde vamos a hacerle un homenaje. Caminar y entrar en esos salones inmensos de unos techos gigantescos, recordar algunos profesores, a una profesora sobre todo de tercer año, era la maestra Cristina Méndez, me emocionó muchísimo, pues había un salón que tenía mi nombre.  Fue el último salón en el que estuve en esa escuela. Estaban presentes maestros y muchos estudiantes de primaria y secundaria y, al comenzar a contarles mi vida, lo que era ésta a la edad de ellos y las preguntas que me hicieron, se me cerró la garganta; se me hizo un nudo de emoción que apenas me permitía hablar. Esta es una de las experiencias más bellas y maravillosas que he tenido en mi vida; imagínese llegar, después de casi sesenta años, a mi niñez”.

-Hablemos ahora de los premios que ha obtenido. Sabemos que el último premio más importante ha sido el premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo, que es la antesala de otros premios, como el Cervantes o el Príncipe de Asturias ¿Usted aspira a éstos o a otros premios?

“Mire, yo en general nunca he aspirado a premios. No escribo para tener premios, pero cuando me han llegado, los dejo a parte de mi concepción del futuro. Cuando llegan son una sorpresa maravillosa. He conocido  amigos escritores míos muy buenos de lengua castellana, que viven con una tensión para ver si el próximo o este año o este mes o el próximo, está el premio Príncipe de Asturias, el Cervantes o el Rómulo  Gallegos, que son los que me faltan, siempre están muy nerviosos, muy nerviosismos. En general, prefiero no pensar en nada de premios, me han llegado unos sorprendentemente”.

¿El de Italia?

“Sí, llego de sorpresa, ni siquiera sabía dónde estaba Belluno”.

¿Y el premio Nobel de literatura?

“Hay treinta mil escritores que quieren el premio Nobel. Es una cosa de azar”.

¿Cree en verdad que es una cosa de azar?

“Creo que sí. Hay escritores como Tolstoy que es uno de los escritores más grandes del mundo y nunca lo tuvo. Benito Pérez Galdos, Jorge Luis Borges, Virginia wolf, James Joyce, nunca lo tuvieron. Podemos decir que muchos escritores que transformaron la literatura, que hicieron que diera un paso adelante no lo tuvieron. Otros excelentes sí lo han obtenido y unos mediocres también lo han obtenido”.

¿Escritores mediocres, como quiénes?

“Los dos primeros premios españoles, Benavente y Echegaray son escritores que nadie conoce, que pasaron a la historia de la literatura; pero no se mantienen en la literatura, son malos”.

¿A qué le teme Sergio Pitol?

“Temo a la incapacidad creativa. Mi vida es la literatura, vivo en la literatura. Si usted entra en esta casa,  todo lo que rodea es literatura, estudio, enseño, leo y vivo en la literatura.

Una de las cosas que temo y que va a llegar, ya no muy lejos es la incapacidad literaria, el momento en que ya las dotes se han gastado, el momento en que los escritores comienzan a copiarse a sí mismos, que empiezan a sentarse en el trono que les han dado a ellos y no dar más novedades, no dar más de sí. Eso es una de las cosas que temo mucho. Temo también a las enfermedades cerebrales como el Alheizmer. Temo a la intolerancia, al oscurantismo, a las fuerzas de la incultura y de la antirazón, lo que se opone a la vida, a la luz, a la libertad absoluta”.

¿Qué opina de los escritores como Francisco Hernández ?

“Hay muy buenos poetas. En mis viajes por el mundo de habla española, cuando doy mis cursillos y conferencias uno de los poetas mexicanos que mejor conocen y que más admiran es Francisco Hernández. De poetas vivos siempre me preguntan por José Emilio Pacheco, quien es una persona que ha ganado premios importantísimos; tiene un público vivo, amplio y muy exigente y el otro poeta joven es Francisco Hernández, les interesa mucho; en Colombia es una figura de culto”.

¿Qué opina usted del CONACULTA hoy en día?

“Bueno la cultura se está descentralizando en México, es una necesidad enorme. Hay muchas Instituciones que se llaman instituto nacional de tal cosa y son a final de cuentas, institutos que proveen de cultura a habitantes del Distrito Federal. Son nacionales en el sentido que reciben y apoyan a los creadores nacionales de cualquier lugar. La cultura del D.F. es el resultado del esfuerzo de toda la nación, sin embargo a la sociedad a la que atienden, no es  la de la nación entera. Ahora, en los últimos años, ha habido un gran cuidado por ciertas necesidades a la provincia. El CONACULTA ha creado una parte de su organismo a la descentralización de la cultura, donde los creadores eméritos que hayan ganado el premio nacional tienen que dar su esfuerzo en dos ocasiones a dos entidades de la República, en las que se hacen talleres, conferencias, estudios. Hace tres o cuatro sexenios se crearon casa de cultura, institutos en cada estado, algunos magníficos y otros pésimos, hay Institutos que tienen mucho dinero y que el sector financiero tiene una vocación para el mecenazgo, donde hay museos formidables, fundaciones culturales, en fin.

Hay otros estados donde la burguesía es muy pichicata”.

 ¿Qué opinión tiene del EZLN?

“Comenzamos el milenio de una manera casi milenarista, en México, con elementos novísimos que no se habían soñado. ¿Quién, hace diez años, hubiera pensado que el PRI fuera a pasar a la oposición? Hace diez o quince años hubiera sido inconcebible y estamos en este milenio iniciando un milenio en el que el PRI es oposición y minoría en las cámaras”.

El EZLN  es otro de los productos novísimos, la marcha Zapatista ha adquirido mucha fuerza y tenido eco a nivel nacional. Los noticieros italianos, franceses y españoles, cuando hablan de México, es de los zapatistas y del subcomandante Marcos que tiene una popularidad inmensa y un apoyo moral muy fuerte.  ¿Cuándo imaginaríamos esto?  Yo en toda mi vida, no había visto una cosa como esta, donde todos los grupos indígenas o sus representantes se hayan conocido entre sí y hayan estado conversando. Recuerdo que el Instituto Nacional Indigenista, en los tiempos que yo empezaba a leer los periódicos para saber de la actividad nacional,  el INI era una cosa muy nueva y planteaba algo como lo que plantea ahora el EZLN”.

-Claro, Alfonso Caso Lombardo, cuando propone crear el INI en noviembre de 1948, planteaba una definición tautológica del indio, con intención política, la cual era definir el sujeto de acción de INI, y éste fue un decreto presidencial.

“Sí, en ese entonces hubo dos primeras figuras que retomaron esto, eran personas de absolutas glorias nacionales, el antropólogo e historiador Alfonso caso, quien es una de las figuras de la cultura mexicana de todos los tiempos y que estuvo al frente de ese proyecto y el doctor Gonzalo Aguirre Beltrán, quien fue un antropólogo extraordinario. El INI se crea para dignificar a los indios, para sacarlos de las formas casi de esclavitud y de miseria que padecían en algunas regiones; siempre se citaba a Chiapas.  Yo fui muy amigo de Rosario Castellanos, la escritora Chiapaneca que escribió libros sobre la condición de los indígenas de Chiapas, está Balum Canam, Ciudad Real, Oficio de Tinieblas en los que presenta como es la sociedad chiapaneca de los años cincuenta, esa sociedad a la que pertenecía su familia, que la aborreció brutalmente.  Por otro lado, uno de los propósitos del INI y de la lucha tan fuerte, era crear una forma legal cívica para las comunidades indígenas que son los mismos planteamientos que hace el  ahora subcomandante Marcos”.

¿Usted cree que la marcha que hicieron los zapatista sea una reivindicación  del movimiento indígena?

 “Creo que sin proponérselo, es una convergencia. Cuando entrevistaron al subcomandante Marcos, Javier Solórzano y Carmen Aristegui, recordé que lo que nosotros como adolescentes sabíamos qué pretendía hacer  el Instituto Nacional Indigenista y que no se pudo hacer. Además, en los últimos tres sexenios  se ha convertido en un instituto burocrático, y nulo, que no lucha por los indígenas, ni por su dignidad, y que no lucho jurídicamente por ellos, es casi folklórico lo que parece que tienen que reivindicar. Creo en la apertura que le ha dado Fox, a pesar de que en su partido muchos de sus miembros están en contra. La apertura que le ha dado el presidente  y los distintos parlamentarios de los partidos han mostrado para discutir con el EZLN y permite sentir la esperanza y que va haber paz, y que se  puede tener una mentalidad menos racista, que la que estamos teniendo últimamente

¿Qué opinión tiene de la presentación de libros que se han hecho en el  Zócalo de la Ciudad de México?
Por ejemplo:  José  Saramago presentó en ese lugar  su novela “La caverna”.

Este sitio se ha convertido un espacio maravilloso. Desde hace unos cuantos años, de Cárdenas para acá. Hay poetas que han llenado el zócalo, poetas chilenos, argentinos, españoles, mexicanos y el Nobel de literatura que creo tuvo una audiencia inmensa.

Él es un  escritor del siglo, ha transformado muchos de los procedimientos novelísticos, ha dado un paso delante de cómo estaba la novela. Además tiene mucha popularidad en México. Tiene esa solidaridad, esa sensibilidad a ciertas causas políticas. Tiene una calidad ética, moral muy alta que le ha dado esa grandeza y esa receptividad en públicos muy altos.

¿Usted presentaría un libro suyo en alguna plaza pública, tomando la referencia de Saramago, y saliendo de los espacios cerrados?

Yo he tenido experiencias de este tipo, en Mazatlán, Sinaloa y una semiabierta en Xalapa. Pero en Xalapa no creo tener la capacidad de atracción que podrían tener otros escritores.

¿Qué opinión tiene de la globalización?

Yo soy globalifóbico, lo único que he visto de la globalización en mis viajes es la miseria, una miseria muchísimo mayor de la que existía antes y una riqueza inmensa para los sectores ricos. América Latina, África, parte de Asia están quebradas, y en países muy ricos los que tienen el dinero, están llenos de migrantes que vienen huyendo del hambre. Por todas partes vemos migrantes que son golpeados, explotados, vemos que a mujeres y niñas las prostituyen, hay mujeres que las han quemado. Hay lugares donde las mujeres parecen deleznables, y no pueden mostrarse, por que contaminan el aire.