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viernes, 22 de junio de 2012

México : Cuando la maquila se va... Un desastre

Tania Molina Ramírez

Ser de los trabajadores más productivos del país no les valió de nada a los mil 463  empleados de la planta de Delphi, en Delicias, Chihuahua. Son productivos pero no  "competitivos", dice la empresa que más empleos genera en la entidad. Y es que las  prestaciones que reciben hacen de ellos los obreros mejor pagados (70 pesos diarios) de la  región. La razón de ser de la maquila -estar donde esté la mano de obra más barata- dejó  de existir, así que, tras 19 años en esta ciudad, Delphi dice adiós. Su retirada amenaza con  desatar una crisis económica cuyas dimensiones hoy  nadie puede calcular. 

"Desde hace días siento unas bolas en la cabeza que me duelen",  se queja Graciela Aguirre Flores mientras se masajea el cráneo. No quiere ni imaginarse el  día en que comiencen los despidos en la planta donde trabajó durante casi la mitad de su  vida. La tensión es mayor por el peso, dice, de ser secretaria de Previsión Social en el sindicato cetemista. 

Graciela era una jovencita de 21 cuando fue a pedir trabajo en la empresa que recién se  instalaba en la ciudad. Alambrados y Circuitos Eléctricos (de la compañía Delphi, que venía  de Estados Unidos) anunciaba que se dedicaría a ensamblar arneses automotrices  (cableados eléctricos). 

Esta primavera, después de 19 años, la empresa que más empleos genera en la ciudad y en  el estado desmontará, una por una, las líneas de producción, y despedirá, uno por uno, a  sus mil 463 empleados. 

El problema no fue la productividad. "En calidad son muy buenos, la gente es muy  trabajadora, es una planta que presumimos", dice, vía telefónica, desde Ciudad Juárez,  Xóchitl Díaz, vocera de la empresa. 

Su tache fue la falta de "competitividad". O sea, hay otros lugares donde los obreros están  dispuestos a hacer el mismo trabajo por menos. Y no se trata de China (aunque en Delicias  la mayoría repite la muletilla de estos tiempos de  globalización: "Se van a China"). La  empresa desmantelará las líneas de producción para  llevárselas, dice la vocera, a otras  plantas en el mismo estado o Sonora o Sinaloa (donde los obreros no les salgan tan caros). 

Y es que las prestaciones que los trabajadores ganaron a lo largo de los años ya no son  costeables. Los empleados de Alambrados son los mejor pagados de la región. En gran  parte gracias a un "bono de asistencia" al que tienen derecho si no tienen más de una falta  injustificada, y que viene siendo en promedio de 800 pesos mensuales en vales de  despensa. Para la empresa implica un gasto de unos  10 millones de pesos al año. 

A principios de año, Jorge Doroteo Zapata, dirigente estatal de la CTM y senador priísta,  informó a los trabajadores que la empresa le había  planteado que la única forma de  mantener abierta la planta era renunciar al bono y  no revisar el contrato colectivo ni el  tabulador de salarios este año. 

Si aceptamos, ¿cuánto tiempo se quedan?, preguntaron los obreros. No garantizamos nada,  dijeron los empresarios. Entonces no aceptamos, respondieron los trabajadores. Nos vamos,  reviró Delphi. Por primera vez en sus 25 años de operaciones en México, la mayor empresa  en autopartes del mundo no había llegado a un acuerdo con un sindicato. 

"Nuestro estado adoptó un patrón de desarrollo que privilegió una economía básicamente maquiladora, y nunca fuimos más allá; con ello obtuvimos una industria subordinada a los  intereses, las necesidades y las decisiones de mercados y empresas trasnacionales", escribe  Armando Sepúlveda (El Diario, 10/02/04). 

Dato adicional: la ciudad de Chihuahua registró en diciembre pasado la tasa de desempleo  abierto más alta del país. 

Vista desde un avión, esta joven ciudad de escasos 70 años (creada como un proyecto para  convertir una región semidesértica en un distrito de riego a 84 kilómetros al sur de la capital  estatal) parece armada por un niño muy ordenado con bloquecitos de Lego. De una plaza  con una torre de reloj -donde está el palacio municipal- surge el cuadriculado de Delicias. 

Las anchas calles y avenidas están numeradas. El diseñador del proyecto urbano, Carlos G.  Blake, tenía muy claro cómo quería que fuera creciendo la urbe. La improvisación no tenía  cabida. Limpias y ordenadas calles con negocios de todo tipo, pero sobre todo zapaterías,  tiendas de ropa y expendios de comida. 

Pero no se deje engañar. Si uno se aleja unas 20 cuadras del reloj, se saldrá del Delicias de  folleto turístico y entrará al Delicias rudo y festivo, a colonias como Santo Niño, Ricardo  Flores Magón y Girasoles, donde al atardecer los cholos se juntan en las esquinas y se oyen  los gritos de niños columpiándose en una plaza y jugando futbol en las calles sin  pavimentar. 

Bienvenido al Delicias al que muchos delicienses le dirán que si ya oscureció, entra usted  bajo su propio riesgo. Es aquí donde, pregúntele a quien sea -la chavita de la panadería, la  señora de la tienda-, le dirán que conoce a alguien que trabaja en la maquila, ya sea en  Cirpro o Venco o Wrangler o, probablemente, en Alambrados, de Delphi, que no sólo es la  que emplea a más gente en Delicias y Chihuahua (35 mil en 24 plantas), sino que además  presume ser la segunda fuente de empleo privada del país, con 70 mil en 55 plantas -sólo le gana Wal-Mart. (En el planeta, Delphi tiene 192 mil empleados en 171 plantas.)  

Pero en julio, justo cuando hay elecciones locales, ya no habrá trabajadores de Alambrados  (la mitad de ellos llevaba menos de tres años laborando allí). Y los que trabajan ahí no  serán los únicos afectados. El efecto dominó provocará la caída de todas las demás piezas  de la economía local: las tienditas alrededor de la planta; los proveedores, como la empresa  Vitalait, que surte a la planta de unos 6 mil litros semanales de leche y jugo; los que  ofrecen el servicio de limpieza; las tortillerías y fruterías que surten a la cafetería; la 
cafetería misma; la distribuidora de agua…  

Victoriano Rangel y Humberto Loya son dos de los concesionarios que desde 1985  transportan a los empleados de Alambrados. Ya están haciendo cuentas. Cancelarán 12 de  sus 19 rutas. Desde la pequeña oficina arriba del taller donde se da servicio a los camiones  escolares amarillos, Rangel dice: "Vamos a tener que despedir como a la mitad del  personal". Y mueve el brazo como abarcando la oficina donde, tras un escritorio, trabajan  una secretaria y un joven. El mensaje no podía ser más claro. Unos minutos más tarde, el  muchacho, de 31 años, se acerca y, con timidez, pregunta: "Oiga señorita, ¿usted cree que  haya chansa de encontrar trabajo en el Distrito Federal?" Este hombre da más la apariencia  de alguien que busca vivir una vida tranquila, que de un nómada deseoso de aventura. La pregunta parece venir de alguien que piensa en la opción de irse al DF sólo porque Delicias no le ofreció otra salida. 

Alambrados y Circuitos Eléctricos Planta III. Los edificios verdeazulados abarcan cuatro  manzanas en esta colonia residencial, al poniente de Delicias. La ciudad se terminó  tragando a la planta, que en principio estaba "en el campo -recuerda Graciela-; las vacas se  metían y, cuando llovía, también el agua se metía".

Ya pasa del mediodía. Está soleado, pero el viento  es frío, invernal.  Dos muchachas, de bata azul, salen por la puerta principal. Cargan unos litros de leche (una  de las prestaciones). Se despiden del guardia de seguridad. "Ya a casa, a descansar", les dice. "¡A casa a alzar, a fregar, a eso se va una!", exclama, de buen humor, una de ellas, de  unos 25 años. En la planta, 60% son mujeres (884, de las cuales 263 son madres solteras). 

Al ratito salen dos chavos de la planta. Cruzan la calle y se meten a la tiendita de enfrente.  Un par de minutos después salen, cada uno con un cigarro en la boca. Los prenden.  Intercambian un par de frases. Tienen un aire despreocupado. Mañana no trabajarán -porque es día feriado-, pero quizá tampoco trabajen pasado mañana ni pasado pasado  mañana. Se van caminando cuesta abajo, por la larga calle que lleva al centro. Uno de ellos  le sostiene el cigarro al otro mientras este se quita la bata de Alambrados y se pone una  chamarra azul marino abombada. Siguen caminando con pasos grandes, con soltura. Parece 
que nada les pesa. 

Parecería que la sombra del inminente cierre de la planta no nubla el ánimo de los obreros.  Hablan del asunto como si fuera algo que le fuera a pasar a otra persona, no con el apremio  del empleado de Transportes Loya. 

Quizá la noticia aún es demasiado fresca. O quizá el orgullo de pertenecer a un pueblo que  "venció al desierto" no les permite derrumbarse.  Hoy, los obreros reiteran que hicieron lo correcto al no aceptar que les quitaran el bono.  "Desquitamos el salario", explica Carmen García en su hogar -una casa de interés social al  final de una calle sin pavimentar. En la sala, el reloj de pared de Cirpro (maquila donde  trabajó antes de Alambrados y que produce material quirúrgico) señala que ya pasan de las  ocho de la noche. Se le nota cansada. Y es que cada mañana se levanta a las 4:30. Al hogar  entran y salen parientes, su hija con una guitarra bajo el brazo, su yerno, su esposo... La  escuchan platicar lo que ya conocen: cuenta que llega al trabajo a las 5:40 de la mañana,  porque, a pesar de que el turno empieza a las seis, hay que tener listo el trabajo para cuando empiece la línea. 

El trabajo es pesado pero sencillo (jalar cables, enredarlos, jalar  cables, enredarlos), parada durante horas, sin poder ir al baño si no hay quien se quede en  su lugar. Le pagan 68 pesos diarios. Así que sin bono no vale la pena, concluye.  Desde el palacio municipal, el alcalde Héctor Baeza, hermano del candidato priista a 
gobernador, cree que los obreros "tomaron la mejor decisión" al no aceptar la oferta de la  empresa. Y la vocera de Delphi coincide: "Entendemos si no pueden aceptar la propuesta,  porque impactaría a su economía familiar". 

En cambio, Silvia Román, presidenta de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra-Delicias) y gerente general de la empresa de chiles, pepinos y  hortalizas Res Internacional, no comparte su punto  de vista: "Debe haber un cambio de  cultura, los trabajadores tienen que entender lo difícil que es atraer inversiones, porque hay  que competir con otros estados. La gente tiene que percibir lo importante que es conservar  el empleo". Y añade: "¿A poco van a conseguir un empleo igual al que tienen ahora? ¡No! 
Eso es lo que hubieran calculado". 

-Dicen que no quieren perder sus logros sindicales.

-Nadie quiere quitar un logro sindical, nomás que las condiciones ahora son distintas. La  situación mundial no la marca Delphi. 

¿Qué hicieron las autoridades para evitar el cierre de la planta que representaba un millón y  medio de pesos semanales por concepto de salarios (según la presidenta de Canacintra)?  

Todo, contestan. "Todo" consiste en que el año pasado, el ayuntamiento condonó el pago  del impuesto predial a las empresas que llevaran más de cinco años asentadas en Delicias y  emplearan a más de mil 200 personas. Sólo Delphi llenaba los requisitos. "Desde el año  pasado nos dijeron que tenían la intención de irse, así que les dedicamos la condonación", dice Baeza. Era, más que nada, un gesto de buena voluntad: el monto condonado fue de  229 mil 429 pesos. El gobierno estatal también brindó apoyos aunque Armando Correa,  director de Promoción de la Secretaría de Comercio y Desarrollo Industrial, en Chihuahua, se niega a decir su monto. Lo que sí dice sin dudar es: "Se vaciarían las arcas del estado si  apoyáramos de la misma manera a todas las maquilas". Pero ni así convencieron a Delphi. 

¿Hay empleos suficientes en Delicias para los próximos mil 500 desempleados?  

"No", responde sin rodeos Silvia Román. "Quizá en el verano en los campos, pero no hay conocimiento de que vaya a llegar alguna gran maquila".  La presidenta de Canacintra, sin embargo, es optimista. Gracias a la industria maquiladora  "los trabajadores aprendieron una cultura de trabajo con un nivel de clase mundial (con  sistemas de producción eficientes, en la mecánica de mejora continua, del justo-a-tiempo);  tenemos capital humano entrenado y capacitado, es un tesoro que tenemos que  acrecentar". 

Pero ese tesoro, como la misma presidenta de Canacintra confiesa, difícilmente será  aprovechado en otra maquila: prácticamente no hay vacantes, y además, casi la mitad de  los trabajadores de Alambrados tiene más de 30 años, están en el límite de la edad de  admisión. 

Así que el tesoro será usado en el mercado informal, para vender en las oficinas joyería o  ropa comprada en El Paso, o para poner una tienda de abarrotes o para migrar. Dicho en  otras palabras, mil 500 delicienses se sumarán al sector más dinámico de la economía  mexicana: el informal, que según el INEGI sumó 728  mil personas a sus filas en 2003. 

Y si la escasez de ofertas de empleo no fuera suficiente, se suma la incertidumbre de no  saber quiénes serán despedidos primero y quiénes después. Carmen García explica que  muchos quieren ser de los primeros (durante la primera semana de marzo) para agarrar las  mejores vacantes. La empresa sólo dijo que los irá  despidiendo conforme vayan  desmantelando las líneas, afirma Edilia Rubio, secretaria general del sindicato. "No podemos  buscar trabajo desde ahorita porque no sabemos cuándo nos van a liquidar", dice Carmen. 
La única certeza es que planean terminar de liquidar al personal a fines de junio (unos 100  trabajadores a la semana). 

El alcalde confiesa que a corto plazo es poco lo que se puede hacer para generar empleos (y  a mediano y largo plazos, igual). 

También sabe que en las empresas no hay vacantes, como antes había. "Cuando andaba en  campaña en 2000, todavía había letreros en las plantas solicitando personal. Ahora ya no",  dice Héctor Baeza. 

A raíz de la decisión de Delphi de quitar su planta, Canacintra y el gobierno municipal organizan visitas semanales a empresas "para ver qué se les ofrece, para ver qué trámites  podemos hacer por ellos", dice el alcalde, "para que sientan en nosotros un aliado". Llevan  dos visitas, una fue a Wrangler, donde les pidieron mejorar los accesos. 

El gobierno local presume un proyecto llamado Estrellas del Desierto, que promueve  proyectos agroindustriales. Inició hace año y medio. Hasta la fecha ha creado 80 empleos.  A escala municipal lo que la administración puede ofrecer a las empresas es la condonación  de la licencia de construcción y la devolución de impuestos (derechos de registro público,  predial, traslado de dominio) en obra (principalmente alumbrado y pavimentación). 

El año pasado le devolvieron a Goodyear (abrió una  planta con 220 empleados) en obra  pública poco más de 400 mil pesos. Este año, la llantera está por abrir otra planta de 80 o  100 trabajadores. 

También, en 2003, el municipio aportó 132 mil pesos y Venco Industrial 90 mil para pavimentación. A raíz de la desaceleración económica estadunidense, que inició en el segundo semestre de  2000, la competencia entre los estados fronterizos por atraer empresas extranjeras es cada  vez más feroz. Las entidades han perdido empleos y plantas en el sector maquilador: los  más afectados han sido Baja California (perdió 74 mil 110 empleos de octubre de 2000 a  mayo de 2003) y Chihuahua (70 mil 622 en el mismo lapso). Estas dos entidades  concentran 56% de la pérdida total de empleos en México (256 mil 573). Esto se explica  fácil: ambos estados, en mayo de 2003, ocupaban en el sector maquilador a 485 mil 506  personas, 44.5% del total nacional (un millón 91 mil 230). 

En octubre de 2003, la Secretaría de Desarrollo Industrial de Chihuahua calculó que había  270 mil 697 empleados en 386 maquiladoras. 

A Delphi también le pegó la desaceleración. A fines de 1999, año en el que tuvieron el  mayor número de empleados en el país, llegaron a ser 81 mil, explica su vocera. Y en el  peor momento, a fines de 2000, la cifra era de 65 mil (con un 7% de rotación mensual). 

Durante 2002 y 2003, Delphi cerró cuatro plantas: tres en Chihuahua -la capital (los  empleos se reubicaron en Los Mochis, Sinaloa), Ciudad Juárez y Guadalupe- y una en Nuevo  León (Sabinas Hidalgo). 

Esta situación no se circunscribe a México. En 1998 tenían 217 mil empleados en todo el  mundo. Hoy son 25 mil menos. 

"Han sido años difíciles", dice Xóchitl Díaz, "se está encogiendo la compañía, hemos optado  por la 'manufactura esbelta' (producir lo mismo con menos personal)".  Este año tienen planeado reducir el número de empleados ("restructuración", se le llama)  en 8 mil en todo el mundo. Cinco mil 500 en Estados Unidos. 

El 1 de abril de 1933, un entusiasta grupo de colonizadores, proveniente de otras regiones  de Chihuahua y de las entidades aledañas, respondió a la oferta de poblar este  semidesértico paraje (de ahí el mote de los delicienses: vencedores del desierto).  Se trataba del ambicioso proyecto del Distrito de Riego 05, promovido desde el centro de la  República. Desde la recién construida presa de la Boquilla se irrigaría la región a través del canal de los Conchos. 

Entusiasmados por el alto precio del algodón, los nuevos pobladores lo sembraron con singular alegría. A tal grado que le llamaban -y le siguen llamando- "el oro blanco". Pero la fiebre del oro blanco llegó a su fin. A fines de los cincuenta cayó su precio internacional y hubo mal clima. La producción se contrajo hasta llegar a ser prácticamente insignificante. 

Los otros cultivos, como la uva, también dejaron de ser rentables. Hoy, las únicas industrias  rentables son la lechera, la mueblera y la gran agroindustria (se cuentan con los dedos de  una mano). 

Las maquilas cayeron en blandito: reducida competencia de la industria local y un sector  agrícola en franco declive. Los descendientes de los vencedores del desierto son ahora  vencidos por Las Fuerzas del Mercado. 

Alambrados y Circuitos Eléctricos fue de las primeras maquilas en establecerse en esta ciudad. 
Paradojas. El encargado de la política económica municipal, Jaime Treviño, secretario de  Desarrollo Económico, no es hombre de la maquila, sino de la agroindustria: encabeza la  productora de semillas y alimento para ganado Treviño Agroindustrial (y es, por cierto,  presidente del Club de Leones-México). Treviño calcula que en Delicias hay unas 6 mil 200 personas empleadas en 10 maquiladoras  (desde la separadora de cupones Nielsen Company hasta la de componentes electrónicos ADC). La mayor parte de los delicienses prefieren este trabajo al del campo porque no  dependen de los ciclos agrícolas ni trabajan bajo el sol. Por ello, quienes siembran las  tierras son los del sur, sobre todo jornleros de Oaxaca y Guerrero (un peón gana 800 pesos  a la semana aproximadamente). 

La vecindad con Texas siempre ha hecho que ir y venir de Estados Unidos sea algo cotidiano, pero pocos se decidían a residir en el país del norte. Hoy, cada vez más  chihuahuenses optan por hacerlo. Esta situación aún no se refleja en la creación de redes,  clubes o federaciones ("somos rete individualistas", dice un paisano) ni en el monto de las  remesas (según los más recientes datos del Banco de México: 190 millones de dólares, de  un total nacional de 13 mil 266 millones en 2003). Donde se percibe es en la baja tasa de crecimiento poblacional: de 1995 a 2000, la tasa de crecimiento de la República fue de 1.5%, mientras que en Chihuahua fue de 2.1%. Pero la cifra se debió al crecimiento de  Ciudad Juárez (4.2%). En todas las demás regiones la tasa fue más baja que la nacional. En  Delicias apenas alcanzó 0.8%. 

"Bienvenidos a la ciudad de Meoqui". Dice el pequeño letrero a la entrada de esta ciudad  vecina de Delicias. Debajo se lee: "Alambrados y Circuitos". Delphi patrocina la bienvenida a los visitantes y (al igual que en Delicias) y es el mayor generador de empleo (2 mil  trabajadores) en este poblado de 50 mil habitantes, pero quizá el año que entra lo deje de  ser. "El costo de hacer negocio y la escala de compensación en Meoqui son similares a los  de Delicias", dice la vocera de Delphi. 

¿Qué significa esto? Que Meoqui puede ser la próxima. 

Corre el rumor de que si los obreros no aceptan que en 2004 supriman el bono de asistencia  y dejen de existir los "operadores universales" (son los que perciben el más alto salario),  también correrán la suerte de sus vecinos delicienses. 

El rumor ya surtió efecto. "Aceptaría que dejaran de dar los bonos con tal de que se  queden", dice una obrera de Meoqui, de 43 años. Además de ella, sus tres hijos laboran en  la maquiladora. 

Ella trabaja el mismo turno que Carmen (de seis de la mañana a tres y media de la tarde - nueve horas diarias). En una semana normal gana, neto, 924.5 pesos. Lleva dos años  trabajando en Alambrados. Antes estuvo ocho años, pero se salió para cuidar de su hija  pequeña y perdió la antigüedad. 

Hoy, su hija tiene nueve años y unos enormes ojos verdes que fijan la vista con tanta  atención que parece intentar explicarse el mundo a través de la vista. "¿Quieres trabajar en la maquila?", le preguntan. La respuesta llega sin  un segundo de duda: "No". Y sigue  mirando a los ojos a su interlocutor. 

-¿A qué te quieres dedicar?  
-Voy a ser licenciada. 
-¿En qué? 
-Derecho. Voy a ser abogada. 
Su madre ríe, orgullosa. 

En la pequeña abarrotería, frente a Alambrados y Circuitos Eléctricos Planta III Delicias, ya  tienen planes para cuando se queden sin clientes: "¿Qué cómo le vamos a hacer ahora que  cierre? ¡Al fin vamos a tener tiempo para hacer peladeces todo el día, mi mujer y yo!", exclama el dueño de la tienda. Su esposa nomás sonríe.

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