Martín
Quitano Martínez
Haz lo que puedas, con
lo que tengas, estés donde estés.
El ambiente político
y social se caldea en la última etapa previa al primero de julio; el segundo
debate ha quedado a deber a las altas expectativas que se tenían de él, pues
las estrategias ganaron y con ello se impuso la seriedad de unos candidatos que
no soltaron su guión, cancelando la espontaneidad y dedicándose a los
estribillos de promesas que son más que conocidas: en fin, que muy poca novedad
frente a los problemas existentes.
El contexto de una
elección que, favorablemente, ha perdido la certidumbre del destino manifiesto
y ha puesto la competencia en mejores condiciones para una participación más
amplia y definitoria de la sociedad, está en muchas zonas del país bajo la
presión de factores que podrían inhibir la fiesta democrática que debiera de
ser cualquier elección.
El aliento fresco de
los jóvenes 132 con sus cuestionamientos y toda la puja por la bienvenida
incertidumbre democrática, lograron sacudir la modorra electoral y darle
urgencia a la modificación de muchas perspectivas.
Sin embargo aparecen
también mensajes que nos envían los nuevos momentos electorales, que no son los
que podríamos anhelar sino aquellos que nos ofrecen preocupantes destellos de
polarización, intolerancia y reproducción de viejas y provocadoras prácticas.
Estamos a 3 semanas
de una elección sujeta de las graves debilidades y manejos institucionales
existentes, de los temores de un país por una violencia aterradora y por una
significativa y preocupante falta de ciudadanía. El escenario para una jornada
electoral tan vital para la nación está aún construido por las desconfianzas
frente a una clase política que sobradamente nos ha mostrado no estar a la
altura de las necesidades.
Las descalificaciones
entre los actores políticos superan en peso a las propuestas que puedan
capturar realmente la atención de la sociedad mexicana; la entrada directa y al
parecer ilegal de los gobernantes en el proceso electoral, agrega elementos a
la crispación y no ayuda a generar la
estabilidad requerida para arribar a la jornada electoral en un clima menos
tenso.
Debería haber compromisos
obligados en la clase política nacional para actuar con una elemental altura de
miras, para brindarnos la posibilidad de generar confianza en que hay
condiciones para los cambios urgentes. Sería muy favorable y alentador, que esta
clase política suscribiera algunos puntos elementales de encuentro y acuerdo
para una agenda común a impulsarse y trabajar, independientemente de quien gane,
posibilidad que se ve muy distante.
Pese a todo, siempre
será viable pensar que la vida puede darnos sorpresas positivas si todos
abonamos con mensajes y hechos palpables, que estamos cansados de continuar con
modelos y actos que han hundido a un país, el nuestro, y que por ello debemos ser corresponsables.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
De Estados Unidos llegan notas a Veracruz como
nubarrones que presagian tormentas.
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