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domingo, 24 de junio de 2012

Salir a votar


Martín Quitano Martínez
“No pretendamos que las cosas cambien,
 si siempre hacemos lo mismo”
 Albert Einstein

A unos días del primero de Julio y las campañas han quedado a deber mucho frente a las necesidades nacionales; los candidatos han paseado sus limitaciones, sus lugares comunes, su incapacidad para plantear una agenda que permita vislumbrar pactos o acuerdos que, más allá del ganador de la elección, brinden  la oportunidad para conformar las salidas urgentes que remonten las debilidades de un país que requiere cirugía mayor.

La necesidad de votar en medio de las calamidades nacionales es más que un mero discurso. Votar es  una obligación que alcanza su importancia mayor cuando en ello se plantea  la definición de país que queremos, es la jornada del próximo domingo, el ejercicio en el cual se podrán ajustar las dimensiones de la calidad ciudadana que tenemos, que respalden opciones y más adelante exijan cuentas.

Para nuestra sociedad en elecciones, el reto es enfrentar los últimos días de acosos y presiones de las estructuras partidistas, que han hecho de nuestra democracia una idea pobre de las capacidades públicas, promoviendo la idea de una ciudadanía débil, aún sujeta a viejas y anacrónicas formas de comportamiento de individuos y organizaciones que han impedido los avances que debiéramos de tener.

Votar sugiere la capacidad de entender, de comprender y sentir que en las opciones que se nos presentan existe la posibilidad de atisbar algunas diferencias, porque los candidatos también son los grupos que representan, los proyectos de país que plantean, diferencias por las que hay que apostar y dirimir con el sufragio.

La irracional y penosa situación nacional, debe de enfrentarse con actos mínimos pero posibles y trascendentales que nos convierten en sujetos de la historia que construyen alternativas. Votar  es una responsabilidad mayor que tiene que protegerse de las visiones  y acciones antidemocráticas que hoy más que nunca parecen perseguirnos y amedrentan la intima decisión para darnos la oportunidad de cambiar.

Las candidaturas por la presidencia ya están plenamente identificadas y nos toca a nosotros elegir en consecuencia; reitero que todos han quedado a deber y parecieran no estar a la altura de los retos que se tienen por delante y sin embargo por alguno debemos decidirnos.

En mi caso votaré por Andrés Manuel López Obrador convencido de que mas allá de los disgustos que me supone su visión fundamentalista y ausente de autocrítica, está acompañado por personalidades que sin duda han demostrado su capacidad y tesón por lograr un México distinto y que por ello empeñan mucho más que sus nombres y prestigios.

Las otras candidaturas agrupan los intereses de la continuidad de un modelo que se cobija en la impunidad y en la corrupción, en la ignorancia y compra social, en la pobreza y el desprecio de la ley, en la ineficiencia y la falta de compromiso por una visión de un México distinto

En cualquier caso y en la idea de que pese a todo y a tirones, se han logrado  modificaciones y conquistas que se tendrán que defender, gane quien gane. El compromiso social deberá vincularse a la exigencia permanente del cumplimiento de sus ofertas, en  la solución de los problemas que marcan grotescamente a nuestro país.

DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
Nuestro País merece tener esperanza. 

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